Libro - No me averguenzo: La juventud cristiana se levanta

Alex Campos, Coalo Zamorano, Lilly Goodman, Christine D'Clario, Lucia Parker, Funky, Redimi2, e integrantes de las bandas En Espiritu y Verdad, Pescao Vivo, y Rescate, entre otros musicos y cantantes, se unen por primera vez en el libro "No me averguenzo: La juventud cristiana se levanta" para desafiar a los jóvenes a levantar bien alto los valores del evangelio, escribiendo cada uno de ellos acerca de valores cristianos tales como la santidad, la misericordia, el perdón, la inclusión, el evangelismo y la honestidad.

Lee en linea una prueba de los capítulos en este libro y encuentra aqui los enlaces de descarga en forma digital por medio de Amazon y iBooks para leerlo en PC, Kindle, telefono celular y otros dispositivos electrónicos.
Capítulos
1 ¿Está pasado de moda el evangelismo? (por Coalo Zamorano)
2 Llamados y escogidos (por Christine D’Clario)
3 El impacto de la intercesión y el poder del amor (por Álvaro Palma de Renova)
4 Los amigos no cristianos (por Funky)
5 Evangelismo de acción (por 7immy Ost)
6 Un inmenso campo de tierra fértil (por Ulises de Rescate)
7 Alguien necesita ver a Jesús (por Lilly Goodman)
8 El gran comienzo es ya (por Lucía Parker)
9 La clave (por Enrique Bremer de En Espíritu y en verdad)
10 Sin palabras, sin sonidos y sin voz (por Gio Olaya de Pescao Vivo)
11 El gran privilegio (por Redimi2)
12 El último juego de ajedrez (por Alex Campos)

1 ¿Está pasado de moda el evangelismo? (por Coalo Zamorano)

Creo que el evangelismo en sí nunca pasará de moda, ya que es algo que se encuentra en la esencia misma de nuestra fe. Es un mandato rotundo para cada persona que se considere un seguidor fiel de Jesús, y nadie discutirá jamás la imperiosa necesidad que existe de que evangelicemos. Lo que pienso es que en muchos casos hemos permitido que se oxiden las vías y los métodos que utilizamos para llevar el mensaje, por no estar atentos a lo que sucede en el mundo que nos rodea.
HEMOS PERMITIDO QUE SE OXIDEN LAS VÍAS Y LOS MÉTODOS QUE UTILIZAMOS PARA LLEVAR EL MENSAJE, POR NO ESTAR ATENTOS A LO QUE SUCEDE EN EL MUNDO QUE NOS RODEA.

Una de las tareas y responsabilidades que tenía a mi cargo cuando era líder de jóvenes en mi iglesia era la de coordinar un campamento juvenil que organizábamos cada año. Recuerdo que un año quise hacer algo diferente. Quería poder comunicarme con los muchachos y muchachas nuevos que asistirían al campamento, y quería hacerlo de una manera que realmente les llegara. Entonces se me ocurrió una «brillante» idea: pedirles autorización a los pastores para poner luces especiales en el lugar donde teníamos las reuniones generales. ¡Viendo sus reacciones, parece que cuando yo les hablé de las luces ellos escucharon que quería repartir marihuana o algo así! En seguida los pastores comenzaron a explicarme que eso era mundano, intentaron hacerme ver que era pecado porque queríamos imitar al mundo, y básicamente me lanzaron una serie de argumentos similares antes de decirme, por supuesto, que no.
Claro que las luces no eran el verdadero punto, pero crear un ambiente propicio para que presten atención si lo era pero mis líderes de ese entonces, no lo entendieron así. Sin embargo, yo sigo creyendo que para poder llegar con el mensaje a los que están perdidos, debemos estar atentos a las formas de comunicar que existen en el mundo actual. No para conformarnos al mundo, por supuesto, pero al menos para no seguir utilizando vías y modos de comunicación que ya están obsoletos y ser astutos en nuestra manera de hacerlo. El objetivo es poder hablarle a la gente del modo que la gente entienda mejor.
Por esto, quiero dejarte aquí tres pensamientos muy personales que espero puedan ayudarte en la tarea de llevar el mensaje más importante que este mundo debe escuchar. Al pensar en estos tres puntos, inmediatamente me vino a la cabeza el recuerdo de Steve Jobs. Probablemente hayas oído hablar de él como el inventor del Ipod o el fundador de Apple, la empresa detrás de las computadoras Mac, pero puede interesarte saber algo más sobre su vida. Steve Jobs fundo la compañía Apple cuando tan solo tenía 21 años. No lo hizo con la ayuda de grandes empresarios, sino que lo hizo junto con un amigo de la adolescencia y en el garaje de su casa. Tuvo un comienzo pequeño, pero a los 26 años ya era millonario, porque supo comunicarle a otros la relevancia de sus creaciones y venderle al mundo la idea de que necesitaban comprar sus productos.
Reacciones creativas
Para Steve Jobs y Apple, los años fueron pasando y con ellos creció también la competencia. Se hizo obvio para todos que fueron apareciendo cada vez más competidores en el mercado, pero su reacción fue siempre creativa. Innovaba constantemente.
PARA PODER LLEGAR CON EL MENSAJE A LOS QUE ESTÁN PERDIDOS, DEBEMOS ESTAR ATENTOS A LAS FORMAS DE COMUNICAR QUE EXISTEN EN EL MUNDO ACTUAL

En 1984 su compañía lanzó al mercado el Macintosh 128k, el primer ordenador personal que utilizó una interfaz gráfica de usuario y un mouse en lugar de la antigua línea de comandos.
Pero Steve Jobs no se detuvo ahí, ni tampoco se limitó al rubro informática. En 1986 fundó la innovadora empresa Pixar. Y unos años más tarde cambió el modelo de negocio de la industria musical, lanzando el iPod en 2001 y creando en 2003 la tienda online de música iTunes, la cual ya en el 2009 había acaparado el 25% de las ventas de música en los Estados Unidos, llegando a ser, por su volumen de ventas, la mayor tienda de música de la historia.
La pregunta entonces es: ¿qué hay en la historia de Steve Jobs que podamos imitar nosotros hoy para alcanzar a más y más personas con el evangelio de Cristo? Se me ocurre que podríamos imitarlo al menos en tres puntos clave:
1-Aprendamos a comunicar con relevancia
En nuestro caso, en lugar de un producto, ¡estamos comunicando el mensaje más relevante que alguien pudiera oír! Creo que si realmente entendiéramos el poder que nuestras palabras contienen, si nos recordáramos a nosotros mismos todo el tiempo que son palabras de vida, palabras de salvación, palabras de esperanza, quizás invertiríamos más tiempo, esfuerzo y recursos para llevarle a otros el mensaje de la cruz.
SI EL MENSAJE SE PIERDE EN EL CAMINO, NO SIRVE PARA NADA

No pierdas oportunidad de comunicarle este mensaje a la gente que te rodea. Pero aprende a hacerlo de manera tal que ellos puedan entenderlo. De una manera relevante. De una manera que realmente les llegue. Porque si el mensaje se pierde en el camino, no sirve para nada.
2-No tengamos temor ni vergüenza
He observado que muchas personas no quieren compartir las buenas nuevas porque sienten vergüenza o temor. Y no me refiero a temor a ser apedreados, por vivir en algún país lejano en el cual el cristianismo está prohibido.
¡NO TIENES DERECHO A PRIVAR A OTROS DE LA POSIBILIDAD DE LLEGAR A CONOCER A DIOS TAN SOLO PORQUE TÚ SIENTES TEMOR O VERGÜENZA!

Me refiero a temor de que algún amigo se burle, o temor de que luego los miren como si fueran «raros»… ¡Temor de lo que dirán u opinarán otros! Este sentimiento de vergüenza o temor es mucho más común de lo que normalmente estamos dispuestos a admitir. Por eso quiero reconocer aquí que yo mismo lo he sentido varias veces. En muchas oportunidades me he encontrado en situaciones donde no quería mencionar mi fe para evitar sentirme avergonzado. Por supuesto que me arrepiento de esto, y desde la última ve que esto me sucedió, hace ya varios años, ¡decidí que nunca más me volvería a suceder!
Jesús fue a la cruz y recibió el peor de los castigos, y lo hizo pasando vergüenza, sufriendo terribles dolores, y escuchando las burlas de la gente. Así que, si dudas sobre si compartir o no las buenas nuevas, sólo recuerda el precio tan alto que Jesús pagó en la cruz para que esa persona que está escuchándote pueda tener vida eterna. ¡Este mensaje que estás comunicando cambiará su vida por completo! ¡No te lo puedes callar! ¡No tienes derecho a privar a otros de la posibilidad de llegar a conocer a Dios tan solo porque tú sientes temor o vergüenza!
3-Seamos creativos
¡Dios es el Creador! ¡Él hizo los cielos y la tierra! Todas las cosas en este mundo transmiten un mensaje claro y certero de que Él nos ama. Porque nos ama puso las estrellas en el cielo nocturno, y porque nos ama brilla cada mañana el sol sobre buenos y malos por igual. Recuerda esto, y si alguna vez te sientes frustrado pensando en cómo llevar a otros este mensaje tan relevante, o si necesitas una dosis extra de creatividad, ¡pídesela al creador de todo! Hay muchas formas originales de comunicarnos, pero creo que a veces nos gana la pereza de tener que buscar a Dios, y se nos hace más fácil copiar algo que le funciona a otro o simplemente quedarnos con el mismo método de hace 20 años. ¡Pídele a Dios que te ayude a ser creativo al comunicar el mensaje de salvación, y te sorprenderás de lo que puede surgir a partir de allí!

2 Llamados y escogidos (por Christine D'Clario)

Cierto día me encontraba en mi casa reflexionando acerca de todas las cosas que Dios había hecho por mí. A lo largo de mi vida Dios me ha mostrado una misericordia que yo no merecía ni aun en mis mejores días. Conocí su amor restaurador cuando me rescató de una doble vida de pecado oculto aún mientras era líder en la iglesia. Recordé también las veces en que Dios me había sanado física, emocional y espiritualmente, llevándome así a un lugar mucho mejor del que jamás había estado.

EL ENEMIGO SIEMPRE BUSCA QUE NOS SINTAMOS INCAPACES DE HACER AQUELLAS COSAS PARA LAS CUALES FUIMOS CREADOS.

Dios me enseñó a perdonar, a cuidar de mi corazón, y a vivir en pureza y transparencia delante de Él y de los que me rodean. ¡Me dio tantas cosas! ¡Hizo tanto por mí! Cuando yo por fin se lo permití, Él literalmente me hizo de nuevo.
También restauró mi propósito de ser luz en medio de la oscuridad, y de hacerlo por medio de la música y la enseñanza de Su Palabra. Mientras recordaba todas estas cosas, no pude evitar sentir que yo no era merecedora de semejante gracia, ¡aunque estaba tan agradecida de recibirla!
Ese día en particular yo estaba necesitando un toque especial de Dios porque realmente no me sentía hábil como para llevar a cabo la labor que Dios me había encomendado para esa temporada.
Mi tarea era viajar a muchos países para llevar a Su pueblo ante Su presencia en adoración, y para alcanzar a los que estaban perdidos, brindándoles esperanza en Cristo. ¡Aunque parece simple, o le pueda emocionar el pensamiento a más de uno, en ese momento esta encomienda se sentía muy difícil de llevar a cabo para mí! Especialmente la parte de alcanzar a otros que no conocían a Jesús, aun a pesar de que en ese entonces yo ya me encontraba grabando discos y viajando recurrentemente con este mismo fin.
Mis talentos y amor por la música hacían que adorar a Dios siempre fuera fácil para mí, al menos en ese aspecto. Sin embargo, el guiar a otros no siempre lo había sido. Desde muy joven luché con mi llamado a ser líder y a evangelizar. Sabía que predicar el evangelio y salvar almas es una encomienda para todos los hijos de Dios.
Y comprendía que al ser yo una hija de Dios, esto me tocaba a mí también. Pero me asediaba el temor a ser rechazada, burlada o no tomada en cuenta. Y estos sentimientos eran tan fuertes que el obedecer esta parte de mi llamado era para mí como derrumbar la muralla China solo con mis dos manos.
El enemigo siempre busca que nos sintamos incapaces de hacer aquellas cosas para las cuales fuimos creados. Y ciertamente en aquel momento lo estaba logrando conmigo. En medio de esa lucha interior y ante este torbellino de pensamientos el Espíritu Santo me recordó lo que dicen las escrituras en Mateo 22.14: «Porque muchos son llamados, y pocos escogidos.» (RVR60). Yo sabía que Dios me había escogido para esto, ¡pero no entendía por qué me había escogido a mí! Y más allá de eso, mi mayor temor era que nuevos niveles de influencia arruinaran la hermosa y cercana relación que yo había desarrollado con el Espíritu Santo. Pensaba que tal vez yo podía ser afectada por el orgullo, que había sido la raíz del pecado que me había alejado de Dios por tanto tiempo.

DIOS NOS LLAMA A TODOS, PERO LOS QUE SE ARROJAN A SUS BRAZOS DE AMOR Y SE DESESPERAN POR BUSCARLO A ÉL POR SOBRE TODAS LAS COSAS, ESOS SON SUS ESCOGIDOS.

También sentía que la responsabilidad de ser instrumento de Dios para bendecir a las naciones debía recaer sobre otra persona… tal vez sobre alguien más hábil o con más talento que yo.
Sabía que había gente que cantaba mejor que yo, predicaba mejor que yo, y lideraba mejor que yo. Gente que podía hacer un trabajo muchísimo mejor que el que yo jamás podría hacer. Incluso sabía de gente que deseaba este tipo de ministerio con todo su corazón y luchaba fuertemente por llegar a tener un lugar de liderazgo. Realmente no entendía como yo, una chica tan joven, con un pasado tan difícil, y que sólo era una aprendiz en la fe, podía ser escogida por Dios para una propósito tan grande y privilegiado como el de salvar gente para Cristo. ¿Qué tenía yo de especial como para ser escogida por Dios?

LA DIFERENCIA ESTÁ EN CÓMO CADA UNO RESPONDE A SU LLAMADO

La respuesta en sus brazos
Sin más, me encerré en mi cuarto y comencé a hablar con Dios. Con voz temblorosa y por debajo de mi aliento le dije: «Dios, si hay tantos en el mundo mejores que yo para hacer esto, ¿por qué me has escogido a mí? ¿Qué hay de especial en mí para que sea escogida y no sólo llamada?» Inmediatamente sentí la voz de Dios como un dulce susurro en mi oído derecho, como si se hubiera venido a sentar a mi lado, y Él me respondió: «Eres llamada porque te amo y te deseo tanto, pero eres escogida porque tú me amas y me deseas tanto a mí.» Al escuchar esas palabras mis ojos se llenaron de lágrimas. ¡Finalmente lo había entendido! Dios nos llama a todos, pero los que se arrojan a sus brazos de amor y se desesperan por buscarlo a Él por sobre todas las cosas, esos son sus escogidos.
Dios nos ha hecho la invitación a todos. A cada uno de sus hijos. Nos ha llamado a cruzar las líneas de nuestra comodidad y a estar dispuestos a rendirle todo a Él, inclusive nuestros sueños y metas personales. Todos somos llamados a amarlo y desearlo más que a nuestras propias vidas, y a alcanzar a otros para que también obtengan vida y salvación. La diferencia está en cómo cada uno responde a su llamado.

TODOS SOMOS LLAMADOS, Y EL CORAZÓN DE DIOS ANHELA QUE TODOS PASEMOS DE SER LLAMADOS A SER ESCOGIDOS

Con esto aprendí que ser escogidos no tiene que ver con la influencia, fama, o éxito que podamos tener en esta tierra, sino con el hecho de que nuestro nombre sea conocido en el Cielo como el de una persona que ha conquistado el corazón del Padre con su amor y entrega incondicional. Eso es ser un escogido.
Todos somos llamados, y el corazón de Dios anhela que todos pasemos de ser llamados a ser escogidos. Pero la decisión depende de nosotros. ¿Daremos ese paso, entregándole nuestras vidas completas a Dios para que otros puedan recibir la gracia redentora del sacrificio de la Cruz, así como un día la recibimos nosotros?
Animémonos a cruzar del otro lado de la línea. Dejemos de ser tan solo llamados y pasemos a ser, por medio de nuestra entrega total, sus escogidos, para llevarle esperanza y vida eterna a los que necesitan encontrarse con Jesús.
En sus brazos, somos más que mayoría.

3 El impacto de la intercesión y el poder del amor (por Álvaro Palma de Renova)

Aún recuerdo como si fuera hoy la imagen de mi madre postrada de rodillas a la orilla de su cama, orando y pidiéndole a Dios que cambiara la vida mi padre. Esa era su oración cada día: pedir que mi padre entregara su vida a Jesús. Era evidente que mi madre estaba convencida de que si ella era salva, toda su familia iba a serlo como Pablo y Silas le dijeron al carcelero de Filipos en la historia del libro de los Hechos. Pero la verdad es que de tanto verla allí, orando por lo mismo día tras día, con el paso del tiempo comenzó a crecer en mí la duda y hasta llegué a pensar que eso que ella tanto pedía nunca iba a ocurrir.

NO PODEMOS FORZAR LAS COSAS PARA QUE DIOS ENTRE EN LAS VIDAS DE LAS PERSONAS

Muchos hoy nos encontramos con esa misma duda. Hemos aceptado el amor de Jesús y anhelamos que las personas que más amamos lo reciban igual que nosotros. Deseamos ver sus vidas cambiadas y afirmadas en Él, y realmente no llegamos a comprender por qué no lo quieren tomar esa decisión. Este fue uno de los anhelos de mi infancia: el poder ver a mi padre en la iglesia y estar todos juntos como familia recibiendo de Jesús.
No pude ver esto mientras fui pequeño. Esto me hacía sufrir, pero lo que no entendía en ese momento era que Dios tenía planeado el tiempo correcto y perfecto para tener ese encuentro especial con mi padre…
No podemos forzar las cosas para que Dios entre en las vidas de las personas, porque Dios sólo va a los que lo buscan y lo quieren genuinamente, de corazón. Jesús nos llama a que nosotros lo busquemos, a que nosotros corramos a Él. Y eso fue exactamente lo que mi padre tuvo que hacer. Yo esperé muchos años. Años de desvelos, de oraciones, y de ver a mi madre día tras día pidiendo y orando por mi padre. Pero finalmente él terminó corriendo a Jesús. La palabra de Dios dice que si somos salvos nosotros, también nuestra familia lo será. Esto es una realidad. ¡Lo dice Dios, así que es una promesa! Lo que no podemos conocer es el tiempo en que esta promesa se cumplirá. Esperé mucho, pero hoy puedo decir muy feliz que la relación entre mi padre y yo es la mejor que hemos tenido jamás, y esto es en gran parte gracias a que él va entendiendo más y más del amor de Jesús.

NUESTRO DEBER NO ES CONVENCER A LAS PERSONAS, NI SIQUIERA A LAS QUE MÁS AMAMOS

Nuestro deber no es convencer a las personas, ni siquiera a las que más amamos. Nuestro deber es ser un verdadero testimonio de Jesús, y orar por ellos y por su salvación. Debemos ser pacientes, y no rendirnos. Tal vez cuando menos lo esperemos vendrá Su sublime gracia y cautivara las vidas de esas personas que más amamos.

Reflejos de amor
¿Y qué podemos hacer, entonces, mientras esperamos y oramos sin cesar? Tú y yo debemos ser un reflejo del amor de Jesús para los que no creen, ya que es su amor el que tiene el poder de transformar vidas. No podemos alcanzar a nuestros familiares tratando de corregirlos, o condenándolos y haciéndolos sentir mal, como si no fueran dignos del amor de Jesús. De hecho, muchas veces lo que hace dudar a las personas de si acercarse a Jesús o no, es nuestra falta de amor. Fíjate lo que dice Jesús en Mateo 22.37-40:

TÚ Y YO DEBEMOS SER UN REFLEJO DEL AMOR DE JESÚS PARA LOS QUE NO CREEN

«Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con todo tu ser y con toda tu mente” —le respondió Jesús—. Éste es el primero y el más importante de los mandamientos. El segundo se parece a éste: “Ama a tu prójimo como a ti mismo.” De estos dos mandamientos dependen toda la ley y los profetas.»
¡Jesús fue bien claro! ¡Él dijo que lo más importante es amar! Primero amar a Dios, y después amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos. ¡Sin duda Jesús sabia que la manera más poderosa de llegar a las personas es simplemente amándolas!
Si hay algo que te puedo decir con total seguridad es que debes aprender a amar, y esto va hacer la diferencia en como toda tu familia y las personas cercanas a ti te vean. Entre mas amor vean en ti, más les llamará la atención, y cuando descubran que ese amor proviene de Jesús, ¡ellos también van a querer lo mismo!
Volviendo a mi relación con mi padre, creo que el amor es lo que lo mantiene en asombro continuo. Mi padre cometió muchos errores en su vida, pero yo aprendí a amarlo aun con sus errores y, en vez de juzgarlo, lo perdoné.

NADIE PUEDE SEGUIR SU VIDA IGUAL LUEGO DE ENCONTRARSE CON EL AMOR DE JESÚS!

¿Cómo hice? Bueno, la verdad es que pude perdonarlo porque entendí que si Jesús me perdonó a mí por amor, yo de la misma manera debía perdonar a otros por el amor que encontré en Él. ¡Nadie puede seguir su vida igual luego de encontrarse con el amor de Jesús! Si aprendemos a demostrarle amor a nuestros seres queridos aun cuando no estemos de acuerdo con sus acciones, seremos entonces verdaderamente un reflejo de Jesús. Él nunca le dio la espalda a nadie, aun cuando a
Él sí muchos lo rechazaron. ¡Su amor es tan grande y su gracia tan sublime que no tiene fin! Y así también debe ser nuestro amor… Mi oración es poder tener un corazón similar al de Jesús, para que el mundo pueda verlo a Él y así poder decir como el Apóstol Pablo:
«He sido crucificado con Cristo, y ya no vivo yo sino que Cristo vive en mí. Lo que ahora vivo en el cuerpo, lo vivo por la fe en el Hijo de Dios, quien me amó y dio su vida por mí.» (Gálatas 2:20)

4 Los amigos no cristianos (por Funky)

Era el verano de 1996 y por lo regular yo solo asistía a bares y discotecas en esa época. No recuerdo cómo me enteré de que habría un concierto con uno de mis cantantes favoritos. Yo había seguido toda su trayectoria y no lo había visto desde hacía años. Era un concierto para toda la familia, así que asistí con mi esposa Wanda. Para mi sorpresa, ya después que estaba dentro me di cuenta de que era un concierto cristiano. ¡Confieso que quería salir corriendo! Pero mis deseos de ver a Vico C. me mantuvieron allí.
Me paré con mi familia bastante cerca de la tarima. Al frente vi a Juan, un conocido mío… Bueno, no nos conocíamos mucho, pero como yo sabía que él conocía a Vico C., me acerqué a saludarlo y de paso le comenté cuán feliz sería yo si pudiera saludar a este músico que tanto me gustaba. Me dijo que me quedara junto a él. Al terminar el concierto me lo presentó, ¡y hasta me pude tomar una foto con él! Más tarde, cuando ya me iba para casa, me despedí de Juan, le agradecí nuevamente, e intercambiamos teléfonos. Él me contó que se acababa de mudar a la ciudad, que no tenía muchos amigos, y que necesitaba conseguir una barbería.

SI VAMOS A TENER AMISTADES NO CRISTIANAS TENEMOS QUE SER LÍDERES Y NO SEGUIDORES.

También me dijo que era cristiano y que asistía a una iglesia no muy lejos de mi casa. Yo le confesé que no era cristiano, pero que si él quería podía llevarlo a una barbería.
Un par de días más tarde lo llamé para cumplir mi promesa. De camino a la barbería, Juan me compartió cómo el Señor lo había librado de la muerte. Sus palabras realmente me tocaron, pero le dejé saber que eso de ir a la iglesia no era para mí. De todos modos, luego de ese día mantuvimos la comunicación, y con el paso de las semanas surgió entre nosotros una fuerte amistad. Él seguía asistiendo a la iglesia y yo a las discotecas. En ocasiones me invitaba, pero yo seguía pensando que eso no era para mí. Por mi parte, yo también lo invitaba a la discoteca, y aunque en muchas ocasiones me dijo que no, un día me dijo que sí…
Al entrar al lugar Juan claramente estaba un poco incomodo y permaneció por un rato quieto en una esquina. Yo estaba con otros amigos, y ordenamos unos tragos y cervezas. Le pregunté a Juan si quería tomar algo y me dijo que no. Yo seguía insistiendo y él seguía diciendo que no. De repente empezó a sonar el estilo de música que a Juan le gustaba bailar antes, cuando aún no era cristiano. Ahora sí quería tomar, y bailar también. Al volver de camino a su casa me dijo que estaba muy arrepentido de lo que había hecho, y que no sabia qué le iba a decir a su esposa. Yo le dije que no se preocupara. Creo que mi frase fue: «¡Todos somos humanos, y la vida es para disfrutarla!»
El domingo llamé por teléfono a Juan y le pregunté cómo estaba. Me dijo que acababa de llegar de la iglesia, y que su esposa estaba molesta. Me invitó a ir a la siguiente reunión con él, y yo le insistí con que eso no era lo mío. Pasaron un par de días, y nuevamente llego el día de salir, de ir a la discoteca. Esta vez fue Juan quien me llamó. Me preguntó que si podía venir de nuevo. Yo no era cristiano, pero a pesar de eso me di cuenta de que había algo raro en su conducta… algo para preocuparse…
 
Líderes y no seguidores
No voy a contarte cómo terminó la historia de Juan, porque prefiero que tú te lo imagines… Lo que sí quiero decirte, ahora que soy creyente, es que si vamos a tener amistades no cristianas tenemos que ser líderes y no seguidores. Porque la mejor manera de demostrarle al no creyente las grandezas de Jesús, es con nuestro estilo de vida. Juan quería convencerme de que aceptara a Jesús, y me decía que si Jesús entraba en mi vida, todo cambiaria. ¡Pero yo no veía ningún cambio positivo en él! ¡Incluso casi no había diferencia entre su vida y la de los no creyentes! Por eso, aunque mirando hacia atrás me arrepiento de haber sido una piedra de tropiezo para Juan, también entiendo que era responsabilidad suya el mantenerse firme en el camino.

DIOS SIEMPRE PONE GENTE EN NUESTRO CAMINO PARA CUMPLIR SU PROPÓSITO: QUE COMPARTAMOS LO QUE JESÚS HIZO POR NOSOTROS.

¡Él permitió que el mundo lo influenciara, en lugar de ser él una influencia para el mundo! Y además olvidó que el testimonio no se da solo con palabras, solo con contarle a la gente de Jesús, sino que toda tu vida debe reflejar que eres una nueva criatura.
Imagina que tu mente es el «hard drive» de una computadora. Debes estar muy alerta para ver qué tipo de «downloads» estás haciendo, ¡porque las amistades negativas pueden ser un virus que amenace todo tu sistema! Por eso, recuerda que la Biblia es tu manual de instrucciones.

DEBES CUIDARTE DE SER TÚ QUIEN INFLUENCIE A LOS DEMÁS, Y NO AL REVÉS.

Allí aprenderás a ser un líder para tus amistades, y encontrarás también los «anti-virus» para tu «hard drive». Dios siempre pone gente en nuestro camino para cumplir su propósito: que compartamos lo que Jesús hizo por nosotros. El tener amigos no cristianos te da esa oportunidad. Pero debes recordar que el testimonio se da con la vida entera. Y debes cuidarte de ser tú quien influencie a los demás, y no al revés.
Proverbios 18:24 dice: «Hay amigos que llevan a la ruina, y hay amigos más fieles que un hermano.» y definitivamente queremos ser de los segundos.

7 Alguien necesita ver a Jesús (por Lilly Goodman)

Todavía recuerdo la primera vez que fue plantada en mi corazón la pasión por servir a Jesús. Yo tenía 8 años, y me encontraba en un pueblito en las afueras de la ciudad de Santo Domingo, en República Dominicana, aproximadamente a una hora y treinta y cinco minutos de la ciudad. Mis padres habían estado evangelizando en ese lugar, visitando casa por casa, conversando con los residentes, escuchando sus historias, y orando por ellos.
No conocían a nadie allí. Simplemente estaban obedeciendo el sentir que Dios había puesto en su corazón de ir y alcanzar más vidas para el reino. Luego de varias visitas, algunas familias ya los esperaban con ansias. Decían que su presencia les transmitía una paz inexplicable.

IR EN EL TIEMPO INDICADO POR DIOS Y CON EL SENTIR GENUINO DE VER AQUELLA COMUNIDAD TRANSFORMADA FUE LO QUE LES ABRIÓ LAS PUERTAS ARA HABLAR DEL AMOR DE JESÚS.

Mis padres servían a la gente de este pueblito en todo lo que podían, no solamente predicando con palabras. Si alguien necesitaba ser transportado hasta el hospital, ahí estaban. Si alguien necesitaba consejo, ahí estaban. Si alguien necesitaba alimentos, ahí estaban.
Si alguien precisaba una palabra de ánimo, ahí estaban. Nadie antes había tenido éxito tratando de predicar en aquel lugar. Algunos cuentan que los maldecían, les tiraban piedras, y los echaban. Yo creo que ir en el tiempo indicado por Dios y con el sentir genuino de ver aquella comunidad transformada fue lo que les abrió las puertas a mis padres para hablar del amor de Jesús.
Como no había ninguna congregación ni iglesia en la zona, decidieron rentar una pequeña casita de madera, que era lo único disponible en el momento. Allí invitaron a las personas a reunirse dos días a la semana. La guitarra acústica de mi padre, los panderos que tocábamos mis hermanas y yo, y una güira que tocaba mi hermano mayor eran nuestros instrumentos. ¡El primer domingo que nos reunimos fue glorioso! Varias familias llegaron con sonrisas en sus rostros, y listas para ver algo nuevo.
Ese día mi padre compartió con la gente una lectura de Filipenses 3, y predicó sobre el valor incalculable de conocer a Cristo. Desde ese día, por alguna razón, el versículo 8 quedo grabado en mi mente y en mi corazón para siempre. Allí dice: «…todo lo considero pérdida por razón del incomparable valor de conocer a Cristo Jesús, mi Señor». Yo lo recitaba todo el tiempo, ¡y me sentía tan privilegiada de ser cristiana!
Durante esa temporada, el poder de Dios realizo obras maravillosas en aquella región. Personas fueron sanadas, y la tierra comenzó a dar frutos como nunca antes. Los residentes abrazaban a mis padres y les decían: «¡Gracias por venir a traernos esperanza y tanta bendición!», «¡Gracias por mostrarnos a Jesús!»

¿Qué herencia vas a dejar?
La realidad es que gran parte de mi familia vive y vivió apasionada por compartir el evangelio, y ellos nos pasaron esa preciosa herencia. Mi abuelo paterno, por ejemplo, era un europeo que emigró a Republica Dominicana, y allí dedicó gran parte de su vida a evangelizar a la gente en el campo.
Era un hombre de raza inglesa, muy inteligente y culto. Y hablaba más de tres idiomas, lo cual le permitió evangelizar en diferentes culturas, incluida una comunidad de haitianos que fueron alcanzados en su propio idioma a través de mi abuelo.

MI AMOR POR CRISTO Y SU REINO ES LO QUE ME MOTIVA Y ME SOSTIENE

El crecer en ese ambiente donde compartir el mensaje con otros era una tarea tan importante y seria despertó en mí el deseo de hacer lo mismo. Con tan solo ocho añitos, y escuchando a mi padre leer ese pasaje, yo pensé: «¡Wow, qué maravilloso es Dios! ¡Voy a servirle por el resto de mi vida! ¡Quiero que todas las personas del mundo lo conozcan, y le entreguen sus corazones!»
Pasó el tiempo, pero mi anhelo no cambió. Desde el año 2001 viajo a diferentes países compartiendo el mensaje a través de la música, con alegría y pasión. Mi amor por Cristo y su reino es lo que me motiva y me sostiene. ¡Y es que deseo tanto que las personas tengan un encuentro con Dios, que desarrollen una relación personal con él, y que vivan en la plenitud de sus promesas!
Todos los seguidores de Jesús tenemos la encomienda de ir por el mundo predicándole a la gente. ¡Pero la buena noticia es que no es necesario grabar un disco, o esperar a conseguir una visa y salir de misionero a un país lejano! Puedes empezar hoy mismo por tú mundo (tu escuela, tu círculo de amigos, tus vecinos, tu ciudad, tu país…)

NO ES NECESARIO GRABAR UN DISCO, O ESPERAR A CONSEGUIR UNA VISA Y SALIR DE MISIONERO A UN PAÍS LEJANO!

Puedes repartir literatura cristiana en las calles, cantar con un grupo de jóvenes en una esquina de tu ciudad, hablarles de tu vida cristiana a tus compañeros de clase… ¡Todas esas fueron parte de las misiones que yo realicé durante mi adolescencia!
Algo lindo del evangelio de Jesucristo es que nos acerca. Las doctrinas y religiones tienden a dividir, pero el mensaje puro de verdad, de amor, de compasión, de esperanza y de restauración, nos une. ¡No hay manera más eficaz de contagiar a alguien que por medio de la convivencia! Jesús no vivió ajeno a su entorno. De hecho, Él estuvo bien pendiente de las necesidades de los que lo rodeaban, en especial de aquellos que quizás los religiosos de aquel tiempo no creían dignos.
En mi último año de bachillerato yo era la única cristiana en todo el colegio. Me llamaban «la hermana». Cuando alguien gritaba «Hola hermana, ¿como está?», todos sabían que yo había llegado. ¡Me hice bastante popular con ese sobrenombre! Algunos de los alumnos que peor se comportaban a veces me decían: «Hermana, ore por mí», «Ore por mí porque quiero dejar de hacer tal cosa», o simplemente: «Yo quiero eso que usted tiene». (¡Sí, me decían «usted», como si fuera una anciana, ja ja!).

¡NO HAY MANERA MÁS EFICAZ DE CONTAGIAR A ALGUIEN QUE POR MEDIO DE LA CONVIVENCIA!

El día en que mi curso se graduó, me llamaron al frente para recibir un certificado como estudiante excelente, y todos mis compañeros se pusieron a gritar «¡La hermana, la hermana, la hermana!». ¡Todavía me provoca risa el pensar en ese momento! También, en una de las clases de música mi profesor descubrió que yo sabía cantar, y entonces me encargaron cerrar la graduación con la canción «We Are The World» junto al coro del colegio.
¡Fue una experiencia muy bonita! Luego, ya estando en la universidad, grabe mi primer disco, y mis antiguos amigos del colegio estuvieron felices y locos por escucharlo. Hoy varios de esos alumnos conocen al Señor, y algunos maestros también. ¡Incluso la dueña y directora del colegio, quien tiene todos mis discos firmados! No puedo decirte que fui yo quien los llevó a Cristo, pero sé que mientras conviví con ellos les di un buen testimonio de lo que significa ser cristiano.

¡ALGUIEN NECESITA ENCONTRARSE CON JESÚS HOY, Y TÚ PUEDES SER EL PUENTE QUE LO DIRIJA HACIA ÉL!

Por todo esto es que hoy quiero animarte a ti a buscar más de Dios, a enamorarte de su palabra, y a aprovechar cualquier oportunidad que tengas para compartir de su gran amor. ¡Vamos! ¡Alguien necesita encontrarse con Jesús hoy, y tú puedes ser el puente que lo dirija hacia Él!

8 El gran comienzo es ya (por Lucía Parker)

Algunos creen que necesitan tener un gran entrenamiento antes de comenzar a evangelizar, o que deben esperar que se dé la situación «ideal» para decirle a otro las primeras palabras sobre Jesús. Si ese es tu caso, aquí te va mi historia…
En junio del año 2000 conocí a un muchacho muy peculiar. A muy pocos días de habernos conocido, una tarde de sábado cualquiera, este chico me invitó a que lo acompañara a dar un paseo. Por ese entonces yo era una tímida adolescente de 17 años de edad, hija de pastor, y no iba a ningún lado sin mi madre o mi hermano mayor al lado. Fue un milagro total que mi madre aceptara darme permiso para acompañar al joven y subirme sin un «chaperón» a su automóvil para ir a dar una vuelta. Por algún motivo este muchacho le inspiraba confianza. Ya de por sí esto era un acontecimiento raro, o más bien insólito. Pero más inesperada fue la sorpresa que me llevé cuando me di cuenta del lugar a donde nos dirigíamos…

ALGUNOS CREEN QUE NECESITAN TENER UN GRAN ENTRENAMIENTO ANTES DE COMENZAR A EVANGELIZAR

Este muchacho se estacionó a la orilla de una calle muy transitada, donde hay una plaza pública que siempre está llena de personas porque es un punto donde se detiene el transporte público para dejar y recoger pasajeros. Yo estaba un poco confundida. Pensaba que iríamos a un centro comercial moderno, o a comer algo delicioso. Definitivamente esta experiencia urbana no era el plan que yo había imaginado. No era un lugar limpio, ni ordenado, ni tampoco el más seguro del planeta. Así es que, incluso antes de que mi mente intentara comenzar a encontrarle un sentido a lo que estaba sucediendo, simplemente le pregunté: «¿Qué estamos haciendo aquí?» El muchacho me respondió rápidamente, con un tono tranquilo y como si fuera lo más natural del mundo: «Vamos a evangelizar».
Traté de disimular mi reacción, pues como hija de pastor, y siendo la niña cristiana, criada en la iglesia, que yo era, ¿qué hubiera pensado este muchacho si yo le decía lo que realmente estaba pasando por mi mente? Disimulé, pero internamente me sentía como si hubiera escuchado el sonido de un auto que se estrella a gran velocidad. ¡¿Que?! ¡¿Evangelizar?!
El término «evangelizar» en mi mente era sinónimo de regañar, incomodar, obligar… ¡Y yo no quería molestar a nadie! Por dentro me peguntaba: ¿cómo es posible que todavía haya gente con el valor necesario como para ir a un lugar público y tratar de entablar conversación con un completo extraño, para luego incomodarlo criticándole su forma de vida, y decirle que es un pecador y que si no «repite» en ese mismo momento una oración, entonces si muere esa noche, irá al infierno? ¡Que hubiera una persona capaz de hacer eso me parecía increíble! Y más increíble aun me parecía verme a mí misma acorralada en tan incómodo momento: verme obligada a evangelizar por no decepcionar a este nuevo amigo, que con tanta pasión estaba a punto de buscar a nuestra primera víctima… Bueno, ¡al menos así lo sentía yo!
Creo que logré articular un suavecito y tembloroso: «¿Y yo qué tengo que hacer?». Él me dijo: «Solo ve, busca alguien y comienza». ¿Quéeee? ¿Ese era todo mi entrenamiento? ¿Este tipo pensaba que yo era una profesional? ¿Cómo podía explicarle que yo jamás en mi vida le había hablado a nadie de Jesús? Es cierto, yo había estado muy cómoda asistiendo por años y años a la iglesia junto con mis padres (igual, no es que hubiera opción), pero una cosa es ir a la iglesia, y otra muy distinta es ser la iglesia.

PERO UNA COSA ES IR A LA IGLESIA, Y OTRA MUY DISTINTA ES SER LA IGLESIA

¡Para eso yo no estaba lista todavía! O eso yo pensaba. De ninguna manera podía yo evangelizar sin la ayuda de un líder, o pastor, ¡o alguien! ¿Acaso nadie le había pasado el memo a este muchacho sobre mi timidez? ¿Por eso quería tirarme a mí sola a los leones?
Por favor, entiéndeme bien. No es que yo me avergonzara de Jesús. Es que simplemente aun no había experimentado esa sensación de sentirme perdonada, esa sensación de sentirme tan afortunada de tenerlo en mi vida… ¡esas cosas que cuando uno las siente le resulta imposible no querer compartirlo!
 
Timidez que se transforma en pasión
En ese momento yo en lo único que pensaba era en cómo evitar padecer esa tortura. Han pasado 14 años y no recuerdo mucho los detalles de «cómo nos fue», con las personas con las que hablamos. Sí recuerdo que no pasó mucho tiempo antes de que mi amigo advirtiera mi estatus de principiante, así que él (¡gracias a Dios!) hizo todo el trabajo y yo obviamente terminé solo observando cómo se hacía. ¡Y lo que jamás olvidaré es la pasión que este muchacho tenía! Luego de ese día él fue mi nuevo amigo. Me caía bien, y además era el único en mi pequeño círculo social de aquella época que sentía esta urgencia por compartir su fe.

¡EVANGELIZAR ES SIMPLEMENTE PONER ESAS BUENAS NOTICIAS AL ALCANCE DE LAS PERSONAS!

Tanto él como yo habíamos crecido conociendo el evangelio de Jesús, pero había una gran diferencia entre los dos: ¡él no tenía miedo de compartirlo! En cambio yo tenía un concepto equivocado de lo que significaba «evangelizar», y por la forma en que yo pensaba que era, ¡definitivamente me avergonzaba hacerlo! La religión me había enseñado ese concepto absurdo de regañar, avergonzar, desenmascarar, y luego persuadir a alguien para que repita una oración. (ADVERTENCIA: No intenten reproducir esto en casa. ¡El evangelismo es algo totalmente diferente!)
Pasó un tiempo antes de que yo comprendiera que el evangelio es sinónimo de buenas noticias. ¡Evangelizar es simplemente poner esas buenas noticias al alcance de las personas!

POR TENER UN CONCEPTO QUIVOCADO DE LO QUE ES “EVANGELIZAR” NOS ESTAMOS GUARDANDO ESTA GRAN NOTICIA COMO UN SECRETO

Es decirle al mundo que hay algo más después de nuestros días en la tierra, que no es una película de ciencia ficción ni un mito, ¡que la vida eterna si existe! Es informarles que este regalo es completamente gratis y está disponible para todo aquel que crea en Jesús, lo reconozca en su interior y lo confiese con su boca.
El resto es «pan comido», ¡porque de convencer se encarga el Espíritu Santo! El problema es que muchos cristianos conocemos esta gran verdad, pero por tener un concepto equivocado de lo que es “evangelizar” nos estamos guardando esta gran noticia como un secreto. Imagínate a alguien que ha descubierto la cura para el cáncer pero decide mantenerlo en secreto y solo piensa usarlo en el caso que el algún día le de esta enfermedad a él Resultaría muy difícil justificar a esta persona que no comparte la cura contra el cáncer aun cuando sus seres queridos están perdiendo la vida por esta enfermedad, ¿verdad? Sin embargo, los cristianos muchas veces actuamos igual.
Estamos muy felices y tranquilos teniendo nuestro regalo de vida eterna, pero no pensamos en compartirlo. ¡Qué doloroso sería escuchar el día de mañana un: «¿Por qué nunca me dijiste?» de parte de esos amigos y familiares a los que no quisimos «incomodar» con el tema!
Creo que ahí está la clave de todo: Tenemos que dejar de ver la evangelización como una incomodidad para el otro, ya que ese era el problema por el cuál yo me avergonzaba. Quiero ser sincera contigo: amo los regalos. Ok, seré aun más sincera: amo los regalos costosos.
Cuando yo logro ver en el empaque la marca y tengo una idea de lo que pudiera ser, ¡me emociono! No seamos hipócritas… ¡¿a quién no le gusta recibir algo que uno mismo no podría comprarse por estar fuera de su presupuesto, y poder disfrutar de ello gracias a que alguien más se esfuerza por pagarlo?!
Bueno, Jesús pago un precio muy alto para darnos el regalo de la vida eterna, y nos ha concedido el gran honor de ser quienes lo compartamos con el mundo. ¡No puedes guardártelo! ¡No puedes esconderlo!
Volviendo a la historia del muchacho que me llevó a evangelizar esa tarde de sábado, la verdad es que con el correr del tiempo me comenzó a gustar… No seas mal pensado. Me refiero a que me gustaba el hecho de que él no se avergonzara de compartir el evangelio.
Él me contó que muchas veces fue rechazado, y que incluso lo sacaron de algunos lugares simplemente porque no podía dejar de compartir sobre Jesús.

JESÚS PAGO UN PRECIO MUY ALTO PARA DARNOS EL REGALO DE LA VIDA ETERNA, Y NOS HA CONCEDIDO EL GRAN HONOR DE SER QUIENES LO COMPARTAMOS CON EL MUNDO.

Así fue que comencé a acompañarlo a más salidas. Y cuando se dio cuenta que yo tenía una voz medio bonita, ¡uffff! Radio, televisión, centros comerciales, lugares masivos, donde había gente ahí estábamos. Y aunque tuve que esforzarme un poco para vencer la timidez, ¡ahora hago lo que hago sin temor ni vergüenza!
Mirando hacia atrás, hoy también puedo comprender que ese sábado de junio del 2000 no fue que los planetas se alinearon para que mi mamá desvaríe y me permita ir a dar ese paseo sin chaperón con este muchacho.
Fue un episodio producido en el cielo, porque Dios sabía que cinco años más tarde, y luego de muchas saliditas a evangelizar, ese muchacho y yo uniríamos nuestras vidas para siempre como marido y mujer…
¡Dios tiene todo bien planeado!
Descargar "No Me Averguenzo: La Juventud Cristiana Se Levanta" por Varios Autores
Descargar libro "No Me Averguenzo" gratis:   PDF  |  EPUB